Ana vive en una pensión junto con otras jóvenes traídas de distintas partes del país. Todos los días en su vida son iguales: se despierta, come y se maquilla. Por las noches un remís la lleva al club nocturno Las Ninfas, donde es explotada sexualmente. Aunque parece haber naturalizado su cautiverio, Ana tiene un plan para recuperar su libertad.